miércoles, enero 12

De deseo somos

La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola.  Tenía manos, pero no tenía a quien tocar.  Tenía boca, pero no tenía con quién hablar.   La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco.  Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.
Eduardo Galeano


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